Lento,
el dolor atraviesa
la rosa de mi noche. Despiadado,
incesante, asesino,
parecido a nada, con tu rostro que hoy es el suyo. De pensar en algo,
pensaría en nuestra primera luna, pero me salta tu mano en su
bragueta y eso es una cuchilla lenta, despiadada, incesante, asesina.
Movería
casi todo de lugar para volver un momento a revivir aquél primer
segundo de maravillosa gloria.
Pero hoy sólo tengo la indiferencia
del dueño con el perro inmóvil,
lenta, despiadada, incesante, asesina.
Y antes que cante el gallo, me
prometo NO volver a enamorarme de ti, ni de nada que aterrorice
tanto.
Lento,
el dolor, hace su trabajo sucio, el que nadie quiere.
En la silla del soldado sin piernas, en el estómago del pibe con el
chumbo en la mano, durante el día y la noche, en el corazón de los
lucidos, en la boca de los subtes, en el rancho. Y es una bestia tan
grande, que uno
prefiere adaptarse pronto a ella,
y hacer de cuenta que no está.
Pero
está.
Y
en la mañana se llama Dolor El Magnífico, y tiene reuma en la
columna y varices en las piernas, y ahora tiene mi rostro, que es el
tuyo también. Se mueve con la libertad de un chicle, se pega, se
estira, cambia de forma, y vive aquí, en el centro de nuestro
corazón.
El
dolor.. Quién le puso la cirrosis a mi hermano? Su jefe, su mujer,
sus fantasmas, la desesperación, el tren que nunca llega, la cárcel,
el manicomio, las pastillas, el tabaco.. Quién le puso el cáncer a
mi madre? El
hombre que amó y no la quiso,
Rosario, la naturaleza, un error médico, su madre, su profesor de
piano, la mediocridad..
En
fin, no hay remedio hoy conocido, ni significado de su origen en
mercado.
Sólo
sé que, lento, el dolor atraviesa la noche de mi rosa.